sábado, 8 de octubre de 2011

Historia del Merengue



CRISTOBAL HERRERA, Sun Sentinel
October 06, 2011|María Travierso, EL SENTINEL

Gracias a su ritmo pegajoso, el mundo sabe que el merengue es la música nacional de República Dominicana y que se escucha en los salones de baile, el mercado, la iglesia y hasta en la funeraria.
Pero lo que quizás no todos saben es que al son del merengue también baila la política dominicana.

Al paso de este alegre ritmo antillano llegó al poder el dictador Rafael Leonidas Trujillo (1930-1961) y también terminó su reino de terror. Al compas de su tambora se marcó el inicio o el fin de otros gobiernos, como la presidencia de Joaquín Balaguer e Hipólito Mejía.

Las canciones del merengue han servido para glorificar a los tiranos, pero también para denunciar las injusticias cometidas por los gobernantes.

"Sin merengue no hay país", dijo Américo Mejía Lama, historiador y musicólogo la semana pasada durante una conferencia en Miami sobre el género musical.

El evento fue organizado por la Cámara Internacional de Comercios Dominico-Americana del sur de Florida como parte de los "Viernes Culturales", que el grupo realiza mensualmente.
El propósito de los conversatorios es "recordar y compartir nuestra idiosincrasia con miembros e invitados", dijo su presidenta, Yunis Segura-McNally.

Nace el merengue
No hay fecha exacta de cuándo y quién compuso el primer merengue, aunque se piensa que el primer ritmo apareció en 1844.

"Tiene algo de la plena boricua y del son cubano porque todos son hijos de la UPA— música cubana con un ritmo africano— que llegó a América con los esclavos", dijo el historiador Mejía Lama.

Cuando el ritmo llegó a las ciudades como un baile que permitía abrazar a la pareja, el Gobierno la prohibió por indecente.

De poco sirvió el veto porque se siguió componiendo y bailando.
Así nació el "perico ripiado", nombre de un popular prostíbulo donde se bailaba merengue y con el cual hasta se ha identificado al merengue típico.

En esa época era muy básico: una tambora, una güira y un acordeón. Pronto se le agregaron los vientos: primero saxofón y luego las trompetas.

A principios de 1900 se escuchaba en los pueblos y los grandes clubes sociales y se usaba para fines comerciales y políticos.

"Había anuncios comerciales con ritmo de merengue porque se había ganado el corazón del pueblo", dijo Mejía.

En 1930 Trujillo lanzó su candidatura a ritmo de merengue y cuando llegó al poder obligó a que se tocara en todas partes, pero en especial en los clubes de la alta sociedad donde, al igual que el ritmo, él había sido rechazado.

Sin embargo, no dejaron de "colarse" merengues de denuncia como "como se me muere el niño y no tengo medicina", que inexplicablemente no fueron censurados.

"Nosotros crecimos con el merengue y cuando escucho los primeros acordes instintivamente comienzo a mover los pies", dijo Edelmira Aguirre, residente de Miami, quien estuvo en la conferencia.

Para otros dominicanos, como el comerciante de joyas Carlos Espinosa "no hay placer más maravilloso que bailar un merengue apambichao".

El nombre nació entre 1916 y 1924, durante la primera ocupación militar norteamericana de República Dominicana, cuando frustrados estadounidenses intentaban bailar correctamente el merengue.

El humor popular lo calificó de merengue yanqui y hasta se compuso una canción sobre una fábrica de Palm Beach, con un nuevo ritmo de tambora más lento.
Trujillo se mantuvo en el poder por más de 30 años gracias a su control absoluto y al uso del merengue.

En esa época surgieron grandes merengues que literalmente pusieron a bailar el mundo. Uno de los más conocidos Compadre Pedro Juan, de Luis Alberti, se considera el himno del merengue.
Tras el asesinato de Trujillo, en 1961, el merengue fue víctima del desprecio que se le tenía al ex dictador.

"Hubo como una especie de abandono, aunque siempre se escuchaba", contó Mejía.

Entra por la puerta grande
Para el historiador hay un responsable de que el merengue haya regresado a las altas esferas de la sociedad dominicana.

A mediados de los 80 Juan Luis Guerra y su grupo 4-40 transforman el merengue y lo llevan a otro nivel.

"El merengue y más recientemente la bachata son símbolos de orgullo y dignidad de los dominicanos; no importa el lugar del mundo donde se encuentren", dijo Mejía. "La nacionalidad y el orgullo dominicano caminan por el mundo a ritmo de merengue.

Puede comunicarse con María Travierso en 954-356-4086 o en mtravierso@elsentinel.com.

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